sábado, 23 de agosto de 2008

Agradecimientos

A modo de deuda
(por MuchoQueDecir)


Me encantaría poder escribir algo bonito.
Un párrafo de esos que no se olvidan, un "sólo sé que no sé nada", una frase que resuma todo lo que quiero decir.
Pero sólo tengo diecisiete años y no sé cómo hacerlo.

La verdad es que me encantan las vacaciones de verano: ya empiezo a sentir como se me atrofia el cerebro.
Lunes, martes, miércoles aún… desde septiembre deseando que lleguen los prácticamente (y gracias a dios) tres meses festivos estivales. Fiesta, playa, viajes… lástima que sólo sean tres meses.

Pero este año es tristemente diferente.

Tomás, gracias por ser uno de los responsables que rompen seis horas nuestra rutina de lunes a viernes; por ese soplo de aire fresco, picantón y lleno de vida que dejas tanto en tus clases, como por los pasillos. Gracias porque tu sarcasmo y tus "puñaladas" en los exámenes son directamente proporcionales. Por las cuatro paredes, la corriente entre la puerta y la ventana y la muerte de la mujer de Machado. Gracias por no olvidarte de esos alumnos a los que ya no das clase, pero que aún así tienes en cuenta. Gracias por preocuparte por cada uno de nosotros mucho más allá del ámbito académico cuando ha sido necesario y cuando no, también. Gracias por ayudarme en uno de los momentos más difíciles de mi vida. Gracias por tu historia de amor –la tuya- y tu discurso. Gracias por tratarnos como personas y considerarnos mucho más que un expediente. Porque confío en que tus hijos seguirán los pasos de su padre y se sentirán orgullosos.

Gracias por animarnos a vivir nuestros sueños.

Jesús, gracias por hacerme pensar en septiembre que serías un cardo y cambiar mi opinión radicalmente tras un mes. Gracias por tus gritos que pocas veces son gritos de veras, por tus expresiones serias que casi nunca son serias, por tus gafas rojas, por tu reloj. Por tus comentarios absurdos. Gracias por reírte tan bien de ti mismo. Gracias por tu cara de foto ("¿tengo algo? Es queda un poco artificial ¿no?") y por tu alergia a las despedidas. Gracias por ese "hasta luego" cargado de adioses y de ojos vidriosos. Gracias a las catorce griegas (que al final ya eran veinte). Gracias por demostrarme que la historia no tiene por qué ser tediosa, y que entre broma y broma, se puede dar prácticamente todo el temario. Por enseñarnos que quien no conoce la historia, será un niño siempre. Gracias por fomentar nuestras/mis ganas de luchar. Por ser una máquina, un fuera de serie (¡tercero de Europa!) y por no alardear de ello nunca. Gracias por esa relación tan estrecha y llena de complicidad (sin palabras, no han hecho falta) que nunca había tenido el placer de experimentar con un profesor. Porque nunca se repetirá con nadie que no seas tú.

Gracias por no tomarte la vida tan en serio.

Ricardo, gracias por dedicarte a enseñar la asignatura más útil y por llegar como un soplo de juventud al Pereda. Gracias por enseñarme a amar aún más la filosofía y a que tus tres horas semanales me supiesen a poco. Gracias por tu sistema pedagógico, tu cultura, tu ambiente en clase. Gracias por enseñarme a disfrutar aprendiendo. Gracias por tus bromas, tus risas y porque era "la boooomba". Por ganarte la confianza de todos, "Richi." Gracias por ser de los pocos que apoyan las ganas de luchar, el cambio, por enseñarnos el poder del pueblo, por animarnos a que alcemos la voz y que en muchas ocasiones funciona. Por tus proyectos, iniciativas y sueños. Porque qué gusto da cuando existe gente que innova como tú. Gracias por ese hijo que nos enteramos que tienes; nunca te imaginamos con rollo paternal. Por "Volando voy, volando vengo." Gracias por tu forma de ser y de ver todo y a todos, por el cariño que siento hacia tu persona. Gracias porque te has ganado mi admiración completa. Gracias por tu discreción, tus ojos vidriosos y por provocar mi llanto. Por ocasionarme esta tristeza por tu ausencia. Y por plantearte si esa ausencia tendrá lugar al final. Gracias porque sólo espero que te quedes.

Gracias por enseñarme a amar la vida, a caer, a levantarme, y a seguir hacia delante.

Gracias a los tres, por colaros en mi vida.